Debate sobre el proyecto de Ley de Radiodifusión. Qué hacer con la industria de la ideología. Daniel Pérez y M. Eugenia Mauregui*

Nueva Ley de Radiodifusión: ¿contra los monopolios?

“¿Pero acaso la prensa es fiel a su carácter, actúa conforme a la nobleza de su naturaleza, es libre la prensa que se degrada al nivel de una industria? El escritor, desde luego, debe ganar dinero para vivir y escribir, pero en ningún caso debería vivir y escribir para ganar dinero (...) la primera libertad de la prensa es no ser una industria”.

Karl Marx (1).

Hace 28 años que la radiodifusión en Argentina está regida por el Decreto/ Ley 22.285 de 1980. Pero en aquellos años se sancionaron también otras normas de importancia, como el decreto-ley que rige a las “Entidades Financieras”, que abrió el camino al desarrollo hasta nuestros días del sector financiero como uno de los más poderosos dentro de las clases dominantes; o como el “Régimen Nacional de Trabajo Agrario” (Ley Nº 22.248), que condena a los peones rurales a dejar de ser considerados “trabajadores”, permitiendo a los pequeños, medianos y grandes productores del campo explotar mano de obra barata a niveles semejantes a la esclavitud. Todas estas normativas, hoy siguen vigentes.

Frente a la propuesta de una “ley de la democracia” para los medios de comunicación decenas de intelectuales y académicos plantaron posición. Manifestaron que, más allá de que es cierto que el gobierno de los Kirchner se caracterizó por autorizar y favorecer el aumento de la concentración mediática, y que muchas de sus medidas fueron más bien en contra de la democratización de las comunicaciones, si desde el Ejecutivo hay un interés por cambiar la Ley de Videla por una acorde a la democracia, “cabe ahora abrir un cuidadoso crédito a la esperanza, y de pleno apoyo” (2). El espacio “Carta Abierta” (integrado por Horacio González, Nicolás Casullo, Horacio Verbitsky, entre otros intelectuales) se sumó así al coro gubernamental, de la misma manera que lo hicieron en el conflicto con el campo, que analizamos en el Editorial, al comienzo de esta revista.

Los “21 puntos”…

Un actor que por estos tiempos se ha sentado a la mesa en el debate por una nueva Ley, es la “Coalición por una Radiodifusión Democrática”, una red de organizaciones que levantan los “21 puntos básicos por el derecho a la comunicación”, planteados como un programa por una ley de radiodifusión de la democracia. Quienes impulsan el proyecto (entre ellos, los decanos de la Facultad de Periodismo de la UNLP y de la Carrera de Comunicación de la Facultad de Sociales de la UBA) abordan temas tales como las garantías a la libertad de expresión, el derecho de las organizaciones sociales a poder tener medios propios, las características de la producción y los contenidos culturales, entre otros aspectos de importancia (3).

La comunicación como industria: ¿independiente?

El punto 3 dice “Se garantizará la independencia de los medios de comunicación. La ley deberá impedir cualquier forma de presión, ventajas o castigos a los comunicadores o empresas o instituciones prestadoras en función de sus opiniones, línea informativa o editorial, en el marco del respeto al estado de derecho democrático y los derechos humanos. También estará prohibida por ley la asignación arbitraria o discriminatoria de publicidad oficial, créditos oficiales o prebendas”.

Los promotores de los 21 puntos sustentan una idea de “libertad de prensa” tan abstracta que es irreal. Su propuesta es ambigua, pues no se puede establecer una norma contra “cualquier forma de presión” sin definir cuáles son esas presiones. Las que enfrentamos cotidianamente los periodistas son la censura del estado, como encarnación del “orden” capitalista y como propietario él mismo de medios de comunicación, pero también enfrentamos la coerción económica, el chantaje de las empresas de comunicación contra sus trabajadores. La Coalición no pone en cuestión el hecho de que los medios materiales, los recursos físicos y aún el espacio aéreo de las frecuencias sólo puedan ser explotables en su enorme mayoría por capitalistas. Desde el momento en que la prensa depende del financiamiento de empresarios privados o estatales, muere la independencia respecto a los intereses dominantes y el estado. Consustancial con esta idea fomentada por las carreras de comunicación, también se encuentra la difundida “independencia absoluta” del periodista, que incluye su pretendida no atadura ni compromiso “con nadie”, ni siquiera con organizaciones o intereses de los trabajadores. Vamos a argumentar nuestra opinión de que la falencia madre de este proyecto, en el que, por cierto, están embarcadas muchas de las facultades y carreras de comunicación universitarias de nuestro país, entre ellas la nuestra, es la negativa a cuestionar seriamente la idea de la “libertad de expresión” tal y como se la da por entendida en la sociedad capitalista: que detrás de una igualdad de derechos formal entre todos los ciudadanos a poder expresarse y comunicar sus ideas se encubre que esa libertad sólo existe para los capitalistas. Quien firma el acápite de este artículo fue periodista de profesión. En su juventud, Karl Marx se manifestaba contra una nueva ley de censura del gobierno prusiano. Este último se reservaba el derecho de interferir en los periódicos, que pertenecían a dueños particulares. Marx llegó a ser el editor de un periódico propiedad de la burguesía reformista de la ciudad de Colonia, la Gaceta Renana, en el año que duró su existencia, entre 1842 y 1843, hasta su clausura por el gobierno. Marx defendió en sus páginas, firmando con seudónimo, la libertad de prensa. Pero su punto de vista era radicalmente opuesto al de la burguesía liberal, que financiaba dicho periódico, y cuyas ideas siguen siendo las ideas dominantes hoy en día. Marx no defendía la “libertad de prensa en general”. Para el fundador del comunismo moderno, no podía haber verdadera libertad de prensa si esta última no dejaba de ser un comercio, para lo cual era necesario arrancárselos de las manos a sus dueños capitalistas. Ese editor de diarios del siglo XIX llamado Karl Heinrich Marx, ¡qué lejos y qué adelante que está de sus colegas del siglo XXI!

¿Lucha contra los monopolios codo a codo junto a Cristina?

“Lo que está, ya está. Apenas un afiebrado podría suponer seriamente que, con la actual correlación de fuerzas, hay espacio de algún tipo para proceder contra las porciones ya conquistadas por el poder multimediático”
Eduardo Aliverti (4)

Desde los 21 puntos se afirma que “Si unos pocos controlan la información no es posible la democracia. La Ley de Radiodifusión debe garantizar el pluralismo informativo y cultural. Es inadmisible la exclusión de importantes sectores a la radio y la televisión. Necesitamos medios públicos fuertes, al servicio de todos y no de los gobiernos de turno.” Este proyecto tiene influencia en los bastidores de la nueva ley que se está confeccionando. Por eso esta plataforma se caracteriza por proponer una serie de medidas formales de reforma que, creemos, no afectarían seriamente el actual panorama de los medios tal cual como está hoy aún bajo la vigencia de la ley videlista.

Partamos de uno de sus puntos centrales, el 6, que habla sobre el control de los monopolios: “Si unos pocos controlan la información no es posible la democracia. Deben adoptarse políticas efectivas para evitar la concentración de la propiedad de los medios de comunicación. La propiedad y control de los servicios de radiodifusión deben estar sujetos a normas antimonopólicas por cuanto los monopolios y oligopolios conspiran contra la democracia, al restringir la pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho a la cultura y a la información de los ciudadanos”.

La tendencia al monopolio es inherente al capitalismo. La libre competencia entre pequeños capitales al estilo de la concurrencia perfecta que se enseña en los manuales de economía pertenece a la infancia del capitalismo, y por lo tanto, en el capitalismo senil que vivimos no existe más que, justamente, en los manuales. En la lucha entre capitales similares van sobreviviendo los más aptos, que absorben a los que quedaron en el camino y así van concentrando la propiedad cada vez en menos manos. No obstante, estados capitalistas como EE.UU tuvieron que desarrollar “leyes antimonopólicas”, como la famosa Ley Sherman Anti Trust, establecida en 1890 y aún vigente mediante sucesivas modificaciones. Esta aparente contradicción se debe a que el capitalismo, aunque no puede terminar con la anarquía que le es inherente y que produce la concentración, tiene que ponerle limitaciones para tratar de morigerar sus efectos disruptivos como son sus abruptas caídas, recesiones o cracks económicos como en la década de 1930. Pero hay que decir que las leyes antimonopolios nunca pudieron frenar la concentración de los medios de producción. La utopía de un “pequeño capitalismo” mediático no tiene salida. Más increíble aún es pensar, como lo hacen los impulsores de los 21 Puntos, en “luchar contra los monopolios” sin cuestionar ni la propiedad privada de los medios, y por ende sin cuestionar la competencia capitalista ni la concentración en sí misma, y encima aliados al gobierno K, que acaba de prorrogar las licencias de las frecuencias hasta el 2015 a su “archienemigo” el Grupo Clarín. (ver recuadro)

¿Iguales condiciones?

La Coalición establece que “existen tres tipos de prestadores de servicios de radiodifusión: públicos, comerciales y comunitarios”, y que no deberá discriminarse o cercenarse el desarrollo de ningún medio, independientemente de la naturaleza jurídica de la organización propietaria del mismo. “En la nueva ley se deberá contemplar la normalización de los servicios de radiodifusión atendiendo a las necesidades de aquellos impedidos de acceder a una licencia por las exclusiones históricas de la ley 22.285 y la administración arbitraria de las frecuencias por parte del Estado nacional.” Este punto se complementa con la propuesta de un cupo de un 33 % de mínimo de asignación de frecuencias para organizaciones sin fines de lucro. Pero justamente, las emisoras no comerciales, como pueden ser las impulsadas por colectivos de trabajadores, o de organizaciones sociales que luchan por sus derechos, nunca van a poder estar en condiciones de tener una audiencia, una circulación y una promoción mínimamente equiparable y en posibilidad de poder competir con los grandes medios empresarios,. Este proyecto no sirve para terminar con la herencia de la dictadura y décadas de neoliberalismo en materia de comunicación. Los multimedios en Argentina ya poseen una acumulación tal que les permite moldear a la opinión pública, establecer la “agenda” informativa, difundir los valores y las ideas de la clase dominante con eficacia y constancia Quienes queremos cambiar esta sociedad de raíz no podemos contentarnos con tibias regulaciones al derecho “de los ricos de editar periódicos, (al) acaparamiento de la prensa por los capitalistas, que en la práctica condujo, en todos los países, sin exceptuar los más liberales, a la venalidad de la prensa” (5). Quienes luchamos una comunicación que ayude a develar las mentiras de la clase dominante, que sea sincera, que aporte a la autoeducación de los trabajadores y quienes luchan constantemente contra este sistema de opresión no podemos “competir” con Clarín por medio de “cupos de admisión”. Se trata de echar abajo un enorme aparato de mentira industrializada. Se trata de quitar las herramientas y los recursos tecnológicos inmensos de estos monopolios para ser apropiados por los trabajadores y utilizados.

Sólo puede haber verdadera libertad de expresión, no formal sino real, en la medida en que los explotados puedan tener acceso a los recursos de la prensa escrita y las frecuencias de onda sean por las que transitan las comunicaciones de radio, televisión, internet, cable sean sustraídas a las empresas y administradas democráticamente.

NOTAS

* ContraPrensa, en la conducción del Centro de Estudiantes de la Facultad de Periodismo. Con colaboración de Guillermo Crux 

1 Gaceta Renana N° 139, Suplemento, 19 de mayo de 1842. Disponible en inglés en Karl Marx On Freedom Of The Press (Sobre la libertad de prensa) 

2 Carta Abierta, “Por una nueva redistribución del espacio de las comunicaciones”, Página/12, 04/06/08 

3 Ver declaraciones y programa en www.coalicion.org.ar 

4 “DEBATE POR LA LEY DE RADIODIFUSIÓN. DE CÓMO REDISTRIBUIR LA RIQUEZA Y EL AIRE”; Miradas al Sur, Agosto 2008 

5 Lenin, “Proyecto de resolución sobre la libertad de prensa” 4 (17) de noviembre de 1917, en Acerca de la prensa y la literatura, Ed. Anteo, Bs. As., 1985, p. 148.

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Concentración de los medios en la Argentina K

Haciendo como el Tero

Luego de años de recesión, el 2003 marca la recuperación de las industrias culturales Las mismas representan al año siguiente el 3 % del PBI. En el mismo año existen 9,8 millones de hogares equipados con aparatos de televisión de los 10,1 millones de hogares en total, es decir un 97,2 %. Los canales de Televisión Abierta (de “origen” o de “cabecera”) llegan a ser 43, de los cuales 29 son privados. Entre el 2006 y el 2007 crecen además un 18 %la publicidad a los medios televisivos, una de las fuentes más importantes de ingresos de los medios de comunicación (1).

Desde la sanción de la Ley de Radiodifusión bajo la dictadura, pasando por la menemista reforma de estado y los decretos de Emergencia económica bajo el kirchnerismo no solo no se han tocado los intereses de los grandes medios de comunicación sino que se los ha favorecido, canjeando sus deudas por publicidad estatal, permitiendo la adquisición de nuevos medios y la extensión de las llamadas industrias culturales en nuevas ramas económicas como las telecomunicaciones y el cable modem.

A partir de la década del 90 mediante decretos promulgados por los sucesivos gobiernos se ha profundizado la concentración monopólica de los medios de comunicación (2). Como plantean Mastrini y Becerra: “La Argentina exhibe índices de concentración de medios superiores a la media de la región, en un doble sentido: por un lado, en cada una de las industrias de la información (prensa escrita, televisión abierta o paga) los cuatro principales operadores dominan mas del 75 % del mercado (audiencia, abonados, lectores); y por otro lado, en ningún otro país latinoamericano el tipo de concentración multimedia “conglomeral” (grupos de comunicación en casi todos los mercados de medios y también de telecomunicaciones) es tan alto y complejo como en nuestro país” (3).

Cómo alimentar los multimedios en un árbol y pegar el grito contra los monopolios en otro

Recientemente Natalia Calcagno, escribió en Pagina 12 “…La propiedad de los medios de comunicación (TV, radio y publicaciones periódicas) en la Argentina actual se encuentra fuertemente centralizada. (…). Hoy, los seis grandes grupos multimedios (Clarín-Artear, Admira- Telefónica, América Multimedios, HMT&F, Grupo Hadad y La Nación) controlan o tienen participación accionaria en alrededor de 200 medios de comunicación. Esto genera que las estrategias masivas de comunicación de la radio, la TV, los diarios y las revistas estén definidas por pocas manos. Por ejemplo, en el caso de la TV abierta, los tres principales grupos multimedios (Clarín, Admira-Telefónica y América Multimedios) poseen el 60 por ciento de las televisoras abiertas de gestión privada. Esta concentración genera un impacto no sólo económico sino también cultural…”(4).

Sin embargo en esta revelación de la coordinadora del Laboratorio de Industrias Culturales dependiente de la Secretaria de Medios de la Nación se esconde intencionalmente que bajo el gobierno de Néstor Kirchner no se revirtió la estructura mediática heredada del neoliberalismo. Contrario a sus “discursos antimonopolios” en el año 2005 promulga el decreto 525 por medio del cual se prorrogan por 10 años las licencias a los medios de comunicación (5). Muchas de las cuales habían sido otorgadas en la dictadura, habiendo cumplido los 25 años estipulados por la Ley de Radiodifusión, por lo cual ya no se les podía renovar su licencia.

Además fue el ex presidente Néstor Kirchner quien autorizo la compra de acciones entre Multicanal y Cablevisión. De esta manera el grupo Clarín, accionista mayoritario, pasa a controlar el 70 % del mercado de Televisión por Cable y el 20 % del negocio de Internet (6). Es el gobierno, en sintonía con los anteriores, quien ha fortalecido el poder conquistado por los medios, por eso sus palabras son papel mojado a la hora de enfrentarlos.

Sobre no tocar la estructura de los medios de comunicación en Argentina hasta el 2015 es que el gobierno de Cristina Kirchner pretende “abrir el debate” sobre los medios de comunicación.

NOTAS

1 En el ámbito nacional en el año 2007 el monto de publicidad dedicada al sector televisivo fue de $2650 millones, incrementándose un 18 % con respecto al 2006. La televisión abierta acaparo el 84 % (el 80 % se lo quedan entre canal 11 y canal 13) y la televisión por cable obtuvo el 16 %. 

2 “La concentración mediática en Argentina: de eso no se habla”. Martín Becerra y Guillermo Mastrini. 

3 “(...) la sanción de la ley de Reforma del Estado vino a profundizar radicalmente una tendencia que reconoce sus raíces en las privatizaciones periféricas de medios realizadas sobre el final de la última dictadura militar y que se había prolongado durante la gestión alfonsinista. (...) Esta ley también implicó, sentando las líneas directrices del nuevo proceso abierto en 1989, un reforzamiento del poder de control y regulación del Ejecutivo simultáneamente con la habilitación legal para la conformación de los llamados `grupos multimedia´. En este sentido, el artículo 65 de dicha ley derogó y/o modificó (...) la ley de Radiodifusión (nro. 22.285), que sancionada por la dictadura militar constituía el único marco regulatorio para la actividad. Así, la modificación (...) que impedía a las empresas del sector ser propietarias de más de un medio en el mismo área (medios gráficos-radiodifusión), significó habilitar legalmente la conformación de grupos multimedia. A su vez, (...) se habilitó la entrada al sector de empresas dedicadas a otras actividades, posibilitando asimismo la expansión de empresas de radiodifusión a otros sectores“ Medios de Comunicación y Telecomunicaciones en Argentina. Origenes y características del proceso de concentración y extranjerización. Daniel Rodríguez y José Seoane. 

4 “Fines y Medios”,Pagina 12 / 21 de Mayo del 2008 

5 Por medio del Decreto 527/2005 promulgado por el ex Presidente Néstor Kirchner se prorrogó por 10 años las licencias a los medios de comunicación, muchos de los cuales se les vencía definitivamente el plazo en el 2004, por haber sido otorgadas sus licencias en la dictadura, es decir superando el plazo de 25 años. 

6 Argentina ocupa el cuarto lugar en el mundo de penetración por cable. En el 2006 la cantidad de abonados creció un 9,2 % con respecto al año anterior, habiendo en total unos 5.2 millones. Lo que implica una ganancia promedio de 259.5 millones por mes y de 3113 millones por año. Del total de abonados, el 31% es de Cablevision (1.6 millones) y el 26 % es de Multicanal (1.3 millones). Anuario 2006/2007 del Observatorio de Industrias Culturales del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.